sábado, 28 de junio de 2014

“Leer es como tener un pequeño súper poder”



La lectura es una forma de ver el mundo, afirmaron las escritoras Alina Gadea y Karina Valcárcel en el conversatorio Creación Literaria de ISIL.
Se comienza a leer como en juego. Para quienes han cultivado desde niños el acto de zambullirse en las páginas un libro, saben que la lectura es una sensación entretenida que, de a pocos, se convierte en una forma de entender el mundo, explica la poeta Karina Valcárcel.
Coincide en esta visión la escritora Alina Gadea. Ella afirma que además de ayudarnos a comprender el entorno y a otras personas, también nos permite razonar sobre nosotros mismos y  sobre nuestros procesos internos.
“Leer no debe tomarse como una situación impositiva, sino como una manera de consuelo, de relajarse, casi como una recompensa”, comenta Gadea.
La lectura tiene ese elemento para desarrollar la imaginación, la memoria y la creatividad, dice la escritora. No es por nada que cada individuo entiende un libro según sus propias vivencias, según su nervio. “Siempre hay que leer, no importa qué, no tiene que ser una lectura determinada, sino lo que le provoque a cada uno”, recomienda.
 La libertad de escoger entre un millón de títulos es importante, cree Valcárcel. Aunque reconoce que optar por lo literario es un poco difícil. “Pero si se logra que los intereses no literarios converjan con los otros intereses de lectura, sin duda será una gran experiencia. Leer es como tener un pequeño súper poder”, manifiesta.

PRIMERO LEO, LUEGO ESCRIBO
Este hábito desata en nuestras mentes una sed  desenfrenada de más y más letras. Valcárcel asegura que “a medida que más se va leyendo, uno se da cuenta que nunca va a bastar lo que ya conoce de literatura, siempre se va a buscar nuevas formas de leer y de escribir”.
Y llega un momento en el que se necesita aún más. “Es un cuestionamiento permanente. No es suficiente leer, surgen interrogantes y crece la curiosidad. Es cuando el lector empieza a escribir sobre las sensaciones que se desbordan o las frustraciones internas”, reflexiona Gadea.
Escribir al lado de una ventana es mucho más inspirador que al costado de un bloque de cemento, cree Gadea. Además, llevar siempre consigo una libreta para apuntar todo aquello que veamos o escuchemos y que nos llama la atención se convierte en una herramienta útil en el proceso creativo de escribir.
Valcárcel, en tanto, siente que no es necesario condicionar el espacio ni el instante. “La poesía es una urgencia y viene a ti en cualquier momento, así el poema es más puro, no está creado con artificio”, acota.

PARA EMPEZAR A LEER
Alina Gadea sugiere los siguientes autores como lecturas indispensables entre los jóvenes que quieren entender no solo el mundo, sino a sí mismos: Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, José María Arguedas (Los ríos profundos), Julio Cortazar y al genial Gabriel García Márquez. Para más adelante, recomienda el libro de Thomas Mann: La muerte en Venecia.
Karina Válcarcel nos deja un buen ejercicio para escoger qué leer. Piensen en películas que les gustan y averigüen si están basadas en algún libro. Por ejemplo: La naranja mecánica, El gran Hotel Budapest, Pantaleón y las visitadoras, entre otras. También aconseja identificar a aquellos cantantes que escriben sus propias canciones e investigar si, además, hacen poemas o narrativa. (Como Fito Paez o Luis Alberto Spinetta).
Así que a leer, no estás perdido si no leías de niño. Siempre habrá un buen momento para empezar y un buen libro esperando.


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